Fanny Avila

Fanny Avila Máquez, nací el 12 de marzo de 1968, en la Ciudad de México. Estoy muy orgullosa de ser mexicana y amo a mi país profundamente. Antes de cumplir un año ya vivía en la ciudad de Guadalajara, en el estado de Jalisco, donde he sido muy feliz. Aquí me educaron y estudié la carrera de administración de empresas. En 1990, inició por idea de mi mamá la empresa que ahora dirijo. Fue como un juego, yo hacía los equipos de bautizo en mi casa y ella los vendía en las boutiques de la ciudad.

En el último semestre de la universidad, cursaba una materia llamada proyectos de inversión, es crear una empresa con todo lo que implica y yo hice el proyecto en base al negocio de las velas. Ya mis productos estaban a la venta. El resultado de esta materia fue excelente, la empresa resultó viable y el maestro nos recomendó seguir con ella, ya que era rentable. Cuando termine la universidad me fue imposible conseguir trabajo, pedían experiencia y yo como la iba a tener si no me contrataban? Así que decidí darle más seriedad al proyecto de diseño y venta de accesorios de bautizo y primera comunión. Un día me senté en la cocina de mi departamento, hice una lista de los clientes potenciales que había y los que ya tenía, le di las gracias a mi querida madre y emprendí este proyecto sola. No fue fácil, pero fueron tiempos lindos. Por la mañana vendía y compraba materias, por la tarde producía lo que había vendido, no tenía coche así que me movía en autobús. En compañía siempre de mi hijo mayor, Agustin, que era un bebé hermoso y me daba la fuerza e inspiración. Mi gran compañero de vida.

Así pasaron los años, el negocio fue haciéndose más sólido, estable y llegaron otros 2 personajes a mi vida. Mis hijos menores Carolina y Santiago, dos ángeles que me han acompañado ya por muchos años. Han vivido con Agustin y conmigo lo bueno y malo de esta gran aventura, pero eso si, siempre juntos. Hubo una etapa en la que mi esposo y padre de mis hijos colaboró en la empresa, fue ahí donde empezamos a vender fuera de Guadalajara. Él viajaba por el país vendiendo las velas y yo producía. Amplió la cartera de clientes. Por cosas del destino un día me quede sola con mis tres hijos, 16, 9 y 7 años, endeudada y con la empresa a punto de desaparecer, pero no fue así. Recibí el apoyo de amigos, clientes y proveedores. Con la compañia constante de Dios, claro, y muchos ángeles que han pasado por mi camino en el momento justo. Seguí trabajando, ya viajaba yo por el país en autobús, vendiendo mis productos para traer trabajo al pequeño taller que ya tenía funcionando. En esa época mi negocio existía para sacar adelante a mis hijos, hoy puedo decir que se cumplió el objetivo. Ya son mayores, dos aún siguen en la universidad, pero ya listos para enfrentar la vida.

Tiempo atrás ya había empezado a producir textiles, inicié con una colección de seis ropones, hoy vamos en el modelo número 1878. Ya tenía a los clientes de las velas del país y ellos también compraban ropón. A mí siempre me gustó el tema del diseño y la costura, de hecho, mi vocación es de costurera. Mientras estudiaba también me preparé en corte, confección y patronaje. Entonces ya teniendo el mercado de la vela no fue difícil introducir los textiles. Para entonces ya teníamos un stand en la Intermoda, que es la exposición de venta al mayoreo textil más importante de América Latina, donde solidificamos el mercado nacional y algo internacional. ¿Cómo agradecer a todos esos clientes que también me han acompañado en este camino? Después de un buen día conseguí una cita en Liverpool, la departamental más importante de México, con más de 199 tiendas actualmente y les vendí. Esto me ha servido para aumentar la capacidad de producción y posicionar la marca en el mercado. No ha sido fácil, pero ahí vamos. Poco tiempo después le vendimos a Palacio de Hierro, la cadena departamental más exclusiva de México. Ha sido un camino maravillosa, lleno de grandes amigos, compañeros y maestros.

Desarrollamos el proyecto Chiapas, contacté a una comunidad chiapaneca y diseñamos juntos con sus maravillosos bordados. Gracias a eso existe la colección Chiapas. La intención de este proyecto es generar trabajo bien remunerado para la comunidad y que no se pierda esta artesanía tan hermosa y mexicana por falta de mercado donde ellos pueden vender sus productos, empoderar a la mujer mexicana y por qué no? Llevar estos artículos a todo el mundo. Poniendo el nombre de México en alto.

Actualmente estoy desarrollando el proyecto de Puente Grande. Esto es llevar trabajo y bienestar al penal de Puente Grande el objetivo es mejorar la calidad de vida de los internos, aumentar nuestra capacidad de producción y seguir produciendo en México. Aquí hace mucha falta el trabajo. Es agradable trabajar dentro del penal, me gusta. Las cosas han seguido pasando de una manera mágica, las oportunidades se me dan y llega la gente indicada en el momento indicado. Ya la formación, manutención y educación de mis hijos no me quita el sueño. Por lo tanto, ahora la misión de mi empresa y vida es generar bienestar en el entorno. Si somos una persona moral y debemos tener beneficios económicos, pero más que todo, la idea es que todos los que estén cerca estén bien.

Espero que con este resumen de mi vida y desarrollo empresarial te sientas cerca de mí, te invito a conocer nuestros productos y a que me acompañes en esta nueva aventura de la página web y redes sociales, que me lean y escuchen en mi blog. ¡Tengo tanto que compartir! Solo me queda decir que si yo pude, todos podemos, solo es cuestión de encontrar tu vocación y desarrollarla.

Gracias a Dios, a la vida, a todos los que han pasado por mi camino y me han permitido tener esta vida tan plena, llena de luz y amor porque gracias a todos soy la persona que soy hoy. Gracias

Fanny Avila